Las primeras evidencias en cuanto a la existencia de núcleos de población en el actual término municipal de Argelia, Algimia de Alfara, provienen de época romana. Hay que tener en cuenta la proximidad a nuestra localidad deSaguntum(actual Sagunto), una de las ciudades más importantes de la Hispania romana. En las áreas rurales alrededor de los núcleos de población importantes solían haber poblamientos menores dedicados al abastecimiento de los mismos. En el caso de Argelia lo demuestran los hallazgos cercanos a la Font del Comte, entre los que destaca una pieza de molino, actualmente situada en el Parque Botánico Cavanilles.
Existen evidencias de la existencia de una villa tardorromana (siglos IV y V), aunque, ésta, continuó habitada probablemente en época visigótica (debido a la ruralización que ocurrió en los antiguos territorios del Imperio Romano) e incluso musulmana, ya que se han encontrado en las inmediaciones de este paraje restos de cerámica de esta época. Además, también destaca la balsa circular de época musulmana situada junto a, la Fuente del Conde, que servía para aprovechar su agua para el regadío en esta época.
Precisamente es en este periodo, durante el cual la península estaba dominada por los musulmanes, en el que se piensa que apareció el núcleo de población que actualmente es Argelia. El propio nombre del pueblo tiene un claro origen musulmán: “Al-gimios“, que podríamos traducir como “la reunión“.
En un documento en el que se refleja un litigio entreTorrox(Torres Torres) yCàrcerpor problemas con el agua de riego, y que data aproximadamente del año 1200, ya se mencionan dos alquerías al norte deTorrox, que son, con toda seguridad, Algímia y Campllong. Ya desde el inicio de su poblamiento destaca la actividad agrícola como fuente fundamental de ingresos y que se reproducirá a través de los siglos.
Con la conquista cristiana y la creación de la Baronía de Torres Torres por parte de Jaume I ya es clara la existencia de Argelia, aunque no aparece ninguna mención de su nombre a documentos oficiales (que se conozcan) hasta el siglo XIV.
Durante siglos Argelia perteneció a la Baronía de Torres Torres, siendo las familias Bellpuig (1271-1360) y Vallterra (1445-1760) las que más tiempo ostentaron este poder, aunque hubiera otros.
En 1574, Argelia se convirtió en parroquia independiente, anexa a la de Torres Torres.
A pesar de estar dominada por un señor cristiano, Argelia estuvo poblada por mudéjares (musulmanes en territorio cristiano) y por moriscos (conversos al cristianismo después de la conversión decretada en 1525). Aunque se produjo esta conversión, se piensa que muchas personas continuaron practicando el Islam en la clandestinidad.
En 1609, bajo el reinado de Felipe III de Austria, se decretó la expulsión de los moriscos. El Reino de Valencia fue el más afectado, ya que perdió un tercio de su población, que era la que cultivaba los campos y sostenía el tejido productivo mayoritariamente. Se produjo, por tanto, en el siglo XVII un estancamiento en la producción agraria, especialmente grave si tenemos en cuenta que este siglo estuvo caracterizado por las sucesivas cisis económicas y por las guerras en que se vio implicada la Monarquía Hispánica.
Argelia también sufrió el decaimiento agrícola y demográfico, ya que la práctica totalidad de sus habitantes abandonaron sus viviendas. No será hasta el siglo XVIII cuando se recuperen los valores de antes de la expulsión. Sin embargo, no se piensa que nuestra población estuviera despoblada durante mucho tiempo, ya que en los archivos parroquiales constan en el año 1610 (el siguiente a la expulsión) trece bautizos. Este hecho indica que vecinos cristianos de Torres Torres poblaron Algímia y Closa antes de que se firmara la Carta de Poblament.
El día 18 de Julio de 1611, tras duras negociaciones e intentos fallidos por parte del barón, los nuevos pobladores de Argelia firmaron con Miquel de Vallterra la citada Carta, que establecía las condiciones bajo las cuales los habitantes recién llegados a Argelia debían vivir: las propiedades que cultivarían, los impuestos que tendrían que pagar al señor, … Fueron alrededor de ochenta familias que, poco a poco, revitalizaron la actividad tras la expulsión. En el año 2011, en el cuarto centenario, se conmemoró este hecho con diversos actos culturales y la edición de un libro sobre las familias de Argelia.
El siglo XVIII comenzó con la Guerra de Sucesión, al haber muerto Carlos II de Austria sin descendencia. La guerra afectó a la demografía y a la economía de Argelia, ya que el Reino de Valencia fue uno de los territorios más afectados por la misma. Durante la guerra, el barón de Torres Torres, Pedro Vallterra, se declaró partidario del Archiduque Carlos de Austria; es decir, del bando “maulet” que estaba enfrentado a los “botiflers” (partidarios de los Borbones). La guerra, la derrota de los maulets y la existencia de nuevos impuestos con la llegada de la nueva dinastía, como “la alcabala”, determinaron una época de penuria en el primer tercio del siglo. De hecho, la construcción de la ermita de Argelia (un edificio con dimensiones reducidas) se prolongó desde 1708 hasta 1713, debido a las penurias económicas que se atravesaban y que impedían la financiación de la construcción.
Superada esta época, comenzó una etapa de crecimiento (con altos y bajos) para nuestra población. Alcanzó la etapa de la Ilustración, que influyó de manera muy importante en Argelia. Lo demuestra la fisonomía de las calles de la población construidas a partir de este momento: rectas, siguiendo un tipo de plano ortogonal. También la restauración neoclásica de la iglesia que data de esta época. Y la llegada de un maestro laico a la población, lo que indica el alto grado de secularización existente, siguiendo los preceptos de la ilustración. Ramón Senderes fue el nuevo maestro en una época en que la enseñanza se solía confiar a religiosos, como se demuestra en los pueblos colindantes.
El estudioso valenciano Antoni Josep Cavanilles también visitó Argelia a finales del siglo XVIII y estas son las palabras que dejó reflejadas sobre nuestra población en su obra:
“No es crecido el término, pero tan delicioso y fértil, que en nada cede al más distinguido del reino: el secano parece un bosque de algarrobos, olivos y viñas. Hay 2.084 hanegadas de huerta, tan superior, que sin abonos y sólo con los riegos ordinarios dan un cahiz de trigo cada una, cuya cantidad aumenta en la proporción del estiércol que reciben los campos. Dan éstos dos cosechas principales al año que son trigo y maíz; además la seda y varias frutas, cuyos árboles ocupan los perímetros de los campos (…).
Los labradores de la Baronía cultivan con conocimiento los algarrobos y en todos ponen un injerto macho para asegurar la fecundación y el fruto. No sucede lo mismo en los olivos, cargados de leña inútil, y con mil obstáculos que impiden la entrada del sol y el aire.
Se cogen en la Baronía 1.000 cahices de trigo, 700 de maíz, 1.600 libras de seda, 3.000 arrobas de aceite, 50.000 de algarrobas, 8.000 de higos y 18.000 cántaros de vino: dejo aparte la alfalfa, legumbres, fruta y hortaliza.”
El siglo XIX estuvo marcado por la inestabilidad política. Comenzó con la guerra del francés (1808-1813). El rector de Algímia Vicent Soler, en su testamento, dejó dinero “para las viudas cuyos maridos han muerto en la guerra de la independencia”. Las guerras carlinas también afectarán durante el siglo a la vida cotidiana de la población.
El aumento de la población y de las actividades comerciales pudieron causar la aparición de la Feria de Santa Lucía en el siglo XIX. El primer lugar donde se estableció fue en el “ventorrillo”, donde las paradas que venían de la feria de Sogorb por el camino de Teruel, se detenían unos días antes de Navidad para vender sus productos.
Durante este siglo también se alcanzó acuerdos con las localidades limítrofes con el fin de delimitar los términos municipales y establecer el deslinde. En 1848 se produjo con Larún y Torres Torres, en 1890 con Sagunto y, ya en siglo XX, los años 1905 y 1906 con Sogorb.
El amojonamiento con Sogorb fue el más polémico por la existencia en el límite de los términos de las dos poblaciones de la Font del Comte. El Ayuntamiento de Argelia, presidido en la época por Benjamín Mestre, luchó para que la fuente quedara en el término de Argelia y se construyó un mollón arriba de la fuente, pero Sogorb no lo permitió. Finalmente, la situación se resolvió cuando los consistorios acordaron que el agua de la fuente sería para Argelia, pero la fuente quedaría en el término de Sogorb. Además, el Ayuntamiento de Argelia construiría un abrevadero en la fuente (que aún se conserva) para los rebaños de Sogorb.
Un año después, en 1907, el 13 de julio, el agua de la Font del Comte alcanzó el núcleo urbano de Algímia tras un gran esfuerzo de la población con el fin de conducir agua potable al pueblo. La primera de las fuentes que se construyó fue la de la Plaza del Horno, que aún se conserva. Este evento fue motivo de celebración a la población e, incluso, se acuñaron monedas conmemorativas. En 2007, el Ayuntamiento de Algímia conmemoró el centenario de la llegada del agua de la Font del Comte con exposiciones, excursiones al paraje, la edición de un libro sobre la fuente y, también, el acuñamiento de una moneda conmemorativa, tal y como se hizo en aquel momento.